Si uno lee títulos de algunas canciones o letras de temas, le agrega la máxima potencia en las guitarras y la batería, un sonido distorsionado y una gran aceleración, el resultado es Dos Minutos. Una dosis que combina en partes adecuadas bronca y esperanza están presentes en esta banda emblemática del punk argentino.
El grupo, formado a fines de los años 80 en Valentín Alsina, editó su primer disco en 1994, con un tema que prendió sobre todo entre adolescentes, ya que se basaba en una historia real de un enfrentamiento con la Policía. Las otras canciones también hablaban de temas barriales y de historias de gente humilde.
La explosión de ventas que vivieron fue totalmente sorpresiva, especialmente si se tiene en cuenta las temáticas que tocaban. En poco tiempo vendieron alrededor de 50.000 discos y sus canciones sonaron en todas las radios. Esto los catapultó a recitales importantes, como cuando se los contrató como teloneros de Motorhead y luego de Los Ramones, en el recital de despedida de esta banda estadounidense. “Creo que el punk rock tiene mucha vigencia y gran salud, por así decirlo. ¿Y cómo lo veo? Mirá, hacemos muchos shows y giras, y ahí está el público”, le contesta Walter Velázquez, “El Mosca”, a una pregunta de LA GACETA.
El líder del grupo recuerda que comenzaron a tocar en el 89, en plena hiperinflación. “En esas circunstancias empezamos nosotros: Raúl Alfonsín dejaba el Gobierno, asumía Carlos Menem y debutamos la noche en que la gente salía a saquear mercados para poder comer”, dijo. Y cuando el diario le pregunta cómo podría definir al punk rock, con una palabra, elije “energía”.
La entrevista fue rápida, telefónica, pero duró un poco más de dos minutos.
- ¿Cómo observás la escena musical argentina?
- Después de la tragedia de Cromagnon, lo que más sufrió con la garcha del bengalazo fue la escena punk y hardcore, por lejos. Casi desapareció el género porque no tenía muchos lugares donde presentarse. Sólo algunas bandas podían acceder a tocar en el teatro como nosotros, Cadena Perpetua y no muchos más. Pero ahora cambiaron las cosas y tenemos mucho trabajo. Igual, creo que goza de buena salud porque hay un recambio de bandas de punk rock clásico, punk melódico, emomusic y hardcore.
- ¿Con el mismo público?
- En el punk rock y en el hardcore siempre van a ser así: netamente adolescentes. Capaz que los que iban al principio a verte, ya no vienen porque están casados, tienen hijos y sólo compran los discos, pero existe un recambio generacional. Hace un tiempo que estamos viendo eso y notamos que los que vienen a los shows son todos adolescentes. Lo más alucinante es que cuando salió “Valentín Alsina” (1994), el primer disco, esos flacos eran nenes.
- Las definiciones de la banda estuvieron desde sus inicios…
- Con Dos Minutos dejamos muy en claro que nos gustan las drogas, que nos cabe el escabio y que odiamos a la Policía y al Gobierno. En los tres primeros discos hicimos nuestra declaración de principios. A partir de “Dos Minutos de advertencia”, empezamos a cantar sobre otras cosas, algunas personales. Ya habíamos dejado en claro qué era lo que no queríamos y no tenía sentido seguir cantándole a lo mismo: a la birra de la esquina, a drogarse, a escabiar. Eso es porque ya lo hiciste y porque ya creciste como ser humano.
- ¿Con cuál palabra sintetizarías todo el punk rock?
- Energía. Sí, energía que puede ser positiva o negativa. Eso es lo que representa lo que hacemos.
- Se dice que las bandas uruguayas han crecido mucho, en desmedro de las argentinas...
- Y bueno, que aprovechen el momento, que les vaya muy bien. Qué otra cosa puedo opinar. Que la disfruten.
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